Ni Shakespeare hubiera podido imaginar una pandemia como la que el mundo entero atraviesa. A pesar de que el mismo dramaturgo inglés conoció una peste que incluso lo hizo recluirse y escribir tres de sus obras claves -Rey Lear, Macbeth y Antonio y Cleopatra-; una peste que generó que se erijan edificios exclusivamente teatrales alejados de las grandes urbes para que el ambiente sea menos contaminado y menos transitado, el coronavirus parece no detenerse ni dar tregua alguna; mucho menos para el teatro. La pandemia, sin dudas, trae un nuevo mapa de posibilidades y el teatro al aire libre, a la vieja usanza, se muestra como una de las alternativas más amables y seguras.
Así fue tomando fuerza este nuevo proyecto que tiene sede en Uruguay y, específicamente, en Punta del Este. Con estrictos protocolos, que incluyen un aforo limitado y el uso obligatorio de barbijo, se puede ver uno de los clásicos más perdurables de Shakespeare, Sueño de una noche de verano al aire libre como en los tiempos isabelinos en un escenario con características únicas como es el anfiteatro con planta escénica circular y rodeado de agua de Solanas Vacation. Un verdadero sueño y de verano poder ver un clásico cuando el sol está cayendo un domingo de febrero y olvidarse al menos por un rato el trágico contexto que atraviesa el mundo.
“Hace tiempo que quería hacer un Shakespeare con todas las letras porque si bien he venido haciendo otras producciones, hace veinte años estudio a Shakespeare” cuenta Mariana Sagasti, actriz, dramaturga, guionista, productora y directora de teatro que nació en la Argentina pero lleva más de veinte años viviendo en Punta del Este al frente del teatro fundado por su familia, Teatro de la Galería Sagasti. Ella es la encargada no solo de la dirección sino de la traducción y adaptación de la obra. Estudiosa del Bardo desde hace décadas, trabajó incluso en el Globe Theatre de Londres. “Tenía ganas de hacerlo con un guiño shakesperiano, acorde a lo que fueron las supuestas prácticas originales de la época. Y digo supuestas porque los datos son inexactos. Por los protocolos no íbamos a estar todos los que formamos parte del proyecto presentes durante todo el proceso de trabajo. Por aquel entonces, en las prácticas renacentistas, la imprenta no existía y cada actor se sabía el pie de quien venía anteriormente. Cada uno se aprendía el papel e iba al ensayo con la letra sabida y luego se producían los pequeños ensambles de las escenas para hacer el ensamble final. Así fuimos trabajando”, repasa Sagasti que tuvo como objetivo principal adaptar un clásico que alegrara a la gente y que se pudiera ver porque, aunque Uruguay no tuvo aislamiento estricto, no se podía congregar mucha gente en los espacios públicos.
Así es como empezó a tomar forma, primero con la idea de montar el espectáculo en el Teatro de Verano Margarita Xirgu pero los protocolos para las actividades en lugares públicos tardaron en llegar y apareció la propuesta del Solanas Vacation. “Tienen un anfiteatro con rasgos atenienses con un escenario circular de piedra, todo rodeado de agua. Y dijimos ´bingo´ y encaramos la obra allí. Los dos espacios: el Teatro de Verano Margarita Xirgu y el anfiteatro de Solanas Vacation son muy propicios para hacer Shakespeare y especialmente Sueño de una noche de verano que cuanto más bosque y entorno natural tenga mejor porque todo sucede en las afueras de la ciudad de Atenas”. Durante los domingos de febrero a las 20.30 puede verse la obra en el anfiteatro del Solanas mientras se esperan las fechas próximas a confirmar del teatro municipal de Maldonado.
Sueño de una noche de verano fue escrita por William Shakespeare aproximadamente en 1595 pero la historia se sitúa mucho antes. Precisamente en la boda de Teseo -figura fundamental dentro de la mitología griega, duque de Atenas- con Hipólita, reina de las amazonas, en la que se presentan dos parejas de enamorados. La comedia mezcla historias de amores casi imposibles con fantasía y mucho bosque que cobija a estos enamorados que huyen ante los impedimentos de concretar su amor.
“Mi objetivo con la traducción y la adaptación fue llevarle Shakespeare a todo el mundo porque Shakespeare es para todo el mundo, fue concebido así. En su época lo iban a ver tanto aquellos que no sabían leer como los refinados e intelectuales. Habiendo leído todas las traducciones desde mi adolescencia noto que muchas veces las traducciones para mantenerse fieles a los versos yámbicos utilizan algunos galicismos y españolismos antiguos que alejan porque son palabras que ya no se usan y no son familiares. Con ese concepto estuve traduciendo y adaptando la obra. El inglés isabelino no es tan complicado si se lo estudia en detalle. También intenté generar una puesta dinámica, que en los grandes parlamentos haya acción para poder llegar al público. Por momentos los actores se salen de sus personajes y opinan sobre lo que está pasando. Utilicé estas rupturas brechtianas para acercarme a los espectadores. Aprendo de los grandes e intento transmitir”, concluye Sagasti.
Fuente: La Nación
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